Dice un viejo refrán que “cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana”. Es decir AMOR CON HAMBRE NO DURA , es que en lo que se refiere a relaciones afectivas, los problemas financieros son y serán siempre caldo de cultivo para el estallido de conflictos entre las parejas. La actual coyuntura económica que se atraviesa no sólo embriaga de pesimismo, ansiedad o depresión a las personas por la falta de seguridad financiera, sino que también afecta a sus relaciones conyugales.
La crisis económica afecta a tres de cada diez parejas a nivel mundial. La razón es que “las dificultades con dinero son menos dificultades”, explica la doctora Trinidad Bernal, experta en emoción y relaciones interpersonales, y directora de los programas de mediación de la Fundación Atyme (Fundación de Atención y Mediación para el cambio en España). En tiempos de bonanza económica es fácil mantener el equilibrio en el hogar.
Por lo general no son las personas quienes se están volviendo locas es que cuando las circunstancias económicas, laborales o familiares cambian hay que saber adaptarse. Pero el principal problema de las crisis es “saber hacia dónde se va. Por lo general los niveles de incertidumbre son tan altos, que nadie sabe qué debe hacer para responder ante la situación. Por eso, la crisis es enfermiza, deprime y angustia, incluso aparecen enfermedades físicas reales producto de la ansiedad y estrés, porque no se tiene ni rumbo ni timón. Lo que es insano en sí es la propia situación, más que sus consecuencias
Según Guillermo Fouce, doctor en Psicología Social y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid,
. ”. Los cambios laborales, el desempleo, el ver mermado el presupuesto familiar, o cualquier otro cambio vital en los hábitos y conductas de una pareja pueden hacer aflorar el reproche mutuo. Se tiende a culpar al otro de la situación, a responsabilizarle de todo, a proyectar nuestros propios conflictos internos en la pareja. Si una relación atravesaba a priori un momento delicado, la crisis económica puede potenciar la ruptura de la pareja. Cuesta adaptarse a que si antes tenías unos ingresos ahora ya no los tienes. Por el contrario, si siempre se ha gozado de una buena relación, la crisis puede hacer más sólida la unión”
Esto se evidencia. Aunque parezca contradictorio, para algunas parejas sobre todos las que en componente de compromiso está consolidado, cuando hay más conflicto y más tensión, más se mantienen las relaciones se condiciona la decisión de romper a pensamientos como “vamos a aguantar porque estamos en un mal momento” recorren continuamente la cabeza de alguno de los miembros de la pareja. Entonces se produce una reacción de solidaridad, incluso de comprensión por parte de la otra persona –asegura Guillermo Fouce–. La pareja se refuerza porque cree que por la situación no es el momento de romper, sino de unirse y salir adelante juntos. En momentos como el actual, en el que nada se muestra diáfano y se concentra la vida en las necesidades básicas sobrevivir y salir hacia adelante, es importante estar atento a las propias posibilidades y las de la pareja evaluar con la mayor objetividad la situación para que se logra avanzar y crecer.
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