martes, 7 de marzo de 2017

respuesta sexual femenina



La etapa de excitación, clave en la fisiología de la respuesta sexual femenina



La etapa de excitación es un momento clave porque durante la misma se producen todos los cambios fisiológicos previos al orgasmo. Las estructuras sexuales se expanden y se congestionan más que las masculinas; la única diferencia en esta etapa es que la erección del hombre ocurre fuera del cuerpo y, en consecuencia, es visible; la de la mujer en cambio, sucede bajo los labios vaginales.

En la mujer esta etapa se caracteriza por la aparición de un exudado más o menos espeso en las paredes vaginales, capaz de lubricarla y facilitar así la posible penetración. Esta sensación de humedad suele ser agradable y es acompañada de una suave relajación de los músculos que rodean la entrada vaginal. Es una señal específica de estar respondiendo en forma efectiva a los estímulos eróticos.



Simultáneamente, se produce la erección de los pezones, la dilatación de las areolas, el aumento del clítoris; los labios mayores se apartan del orificio vaginal y los menores aumentan de tamaño. El tercio externo de la vagina se llena cada vez más de sangre, aumenta la lubricación vaginal y se congestiona de manera tal que reduce su diámetro en casi un 30%; sus paredes, congestionadas, constituyen la plataforma orgásmica, cuya existencia es señal de orgasmo inminente.

Se trata de un período de intenso goce durante el cual su cavidad pélvica se llena de toda la sangre necesaria para alcanzar luego un orgasmo satisfactorio. Hacia el final de la fase, se producen contracciones uterinas y la retracción del clítoris, que se esconde dentro del prepucio.

Si la estimulación deja de ser placentera, la excitación desciende y desaparece. A veces, un dolor mínimo, una palabra fuera de lugar, una caricia brusca, nos saca totalmente de clima, debiendo transcurrir un cierto período para que la respuesta placentera vuelva a aparecer.

La penetración debe intentarse cuando la mujer alcanza límites muy altos de excitación, cuando su vagina está lubricada y dilatada. De lo contrario, puede llegar a ser dolorosa, decreciendo su interés sexual. 



Todos estos fenómenos suceden por autoestimulación o por estimulación manual u oral del compañero. Una característica importante de la excitación femenina es la necesidad de recibir estimulación continua, incluso durante el orgasmo, para lo cual sólo nosotras podemos saber qué necesitamos. Nuestro cuerpo es la guía infalible y nosotras somos “las expertas” del mismo. Por eso es necesario que las mujeres sean quienes informemos a nuestra pareja, verbal u oralmente, qué cosas nos gustan y cuáles nos disgustan



La gran mayoría de los hombres no están informados sobre cómo son los genitales femeninos; más aún, la gran mayoría nunca los vio. Un buen punto de partida podría ser describirle tus genitales, explicándole la sensibilidad de las diferentes estructuras. No hay que olvidar indicarles cuáles son tus zonas más sensibles, incluso guiando su mano con la tuya para que de este modo sepa cómo te gusta exactamente ser acariciada y qué grado de presión preferís. Así, de modo tranquilo y jugando, tu pareja aprenderá un montón de cosas sobre tus necesidades. Y ambos la pasarán genial.




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